Los precios al consumo australianos subieron en julio más de lo previsto. El telón de fondo fue un repunte de los costes energéticos, mientras que la inflación subyacente también se aceleró, lo que supuso un golpe a las esperanzas de un recorte de tipos el mes que viene. Los mercados recortaron la probabilidad de que el Banco de la Reserva de Australia flexibilizara su política el mes que viene al 22% desde el 30% anterior a la publicación de los datos. Dicho esto, se mantiene la confianza en una medida de este tipo en noviembre. El dólar australiano recibió apoyo a corto plazo, pero finalmente se mantuvo dentro de un estrecho rango de precios frente al dólar estadounidense: 0,6470-0,65. En caso de retroceso, podría reanudarse la actividad compradora al acercarse a 0,6430.